Fiat Panda 1.2 Dynamic.
El Panda es uno de esos coches que todos conocemos, puede hasta que conozcamos a alguien que tiene o ha tenido uno, normal es un vehiculo muy popular por su concepción urbana y su pequeño tamaño. Fiat hace unos años decidió reinventar el concepto Panda y dio en el clavo, las ventas así lo confirman, creó un utilitario de 3,5 metros de largo, con cinco puertas, pero diseñado de dentro hacia fuera, o sea priorizando el interior, amplitud, habitabilidad y capacidad de carga.
El concepto pronto fue copiado por varias marcas con suerte dispar.
Nuestro protagonista de hoy es el modelo con motor gasolina de 1.2 litros y 60 cv. no es una máquina de devorar kilómetros pero cumple perfectamente en ciudad y recorridos por carretera, en viajes claramente está falto de motor.
Las formas del Panda son una mezcla entre monovolumen y utilitario con unas medidas muy ajustadas, con 3,54 m de largo, 1,54 de alto y 1,58 de ancho, desde una batalla de 2,30 m justa para sacarle el máximo partido habitable a su interior para 4 ó 5 plazas y ofrecer a la vez un maletero de 206 litros de capacidad, ampliable a 236 gracias a la banqueta trasera corredera.
Habitabilidad
Los coches pequeños han sido la especialidad de Fiat. Nacido con 5 puertas , puede presumir de un coeficiente de habitabilidad del 68%, con una anchura delantera a la altura de los hombros de 1,35 m. No es que sobre sitio, pero no está nada mal para una anchura total exterior que no llega a 1,60 m. En realidad, con un ancho interno útil de apenas 1,3 m, el Panda juega con una posición más vertical de los asientos para favorecer la sensación de holgura. La ergonomía de mandos y tablero está bien pensada, pero la consola central abulta demasiado y sus laterales estorban un poco a las respectivas piernas derecha e izquierda de conductor y acompañante. Dada la posición sobreelevada de la palanca de cambio —de impecable manejo— no se explica mucho este revestimiento lateral de la consola… salvo para ocultar la prolongación de la propia palanca.
Detrás, el espacio es cómodo para dos ocupantes y escaso para tres, aunque puedan acoplarse en un trayecto corto. De origen viene homologado para 4 plazas, aunque en opción (sólo 35 euros) puede pedirse para 5, con su apoyacabezas central y su cinturón de tres puntos para la quinta plaza. No se entiende muy bien que por tal precio no se ofrezcan directamente las 5 plazas, dejando precisamente en opción las 4 (mejorando la banqueta en este caso). Tampoco se entiende muy bien (es un decir) que en este nivel Dynamic la banqueta trasera deslizante (que permite aumentar el volumen del maletero hasta 236 litros, a costa de reducir el espacio para piernas) sea también opcional (235 euros), cuando es uno de los encantos funcionales del coche.
Y ya que hablamos del maletero, decir que su volumen normal (206 litros oficiales) es bastante aprovechable, aunque no cubica más de lo declarado. La rueda de repuesto —de emergencia— es también opcional, ya que de serie viene con el inefable «tyrefit» de moda, algo no de recibo en un utilitario dotado de ruedas modestas (155 x 13, si bien la unidad probada montaba las opcionales de 5,5 x 14 con 165/65 R 14) que caben en cualquier vano. Incluido el del motor, solución antaño muy utilizada.
Al volante, destaca la buena lectura del cuadro y el excelente acceso al cambio, que consigue disimular bastante su tacto algo impreciso (ventajas de una buena ubicación). La visibilidad es bastante buena, pero la posición avanzada de los pilares delanteros en un coche estrecho como éste, produce un efecto de «orejeras» que perjudica un poco la visión lateral en cruce, algo a lo que hay que acostumbrarse. El ajuste de altura del asiento del conductor (también opcional) deja algo que desear ya que sólo actúa sobre la banqueta; los más altos notaran el «descuelgue» respecto al respaldo cuando la bajen al mínimo, aunque para tallas medias no se nota tanto. Los mandos superiores de la consola están bien situados, el reposapié del pie izquierdo del conductor es cómodo y suficiente, y tenemos detalles como el toque secuencial de los elevalunas eléctricos delanteros, un cajón bajo el asiento del acompañante y espejito de cortesía en el parasol también para el conductor.
A cambio, la guantera se queda algo pequeña (tampoco el salpicadero da para más), el mando de reglaje eléctrico de retrovisores exteriores está bastante escondido (junto al freno de mano), no hay airbag de acompañante —opcional— y el cierre centralizado no cierra la trampilla del depósito de carburante. Pero los revestimientos plásticos, aunque modestos están bien aplicados y revisten todas las superficies, tenemos la dirección asistida eléctrica «Dual Drive», y hay fijaciones Isofix traseras para sillita de niños.
Motor
En cuanto a mecánica, monta la opción superior en gasolina (por debajo está el Fire 1.1 de 54 CV, también una opción muy sensata en uso urbano; lástima que sólo se ofrezca en acabado Active). Se trata del 4 cilindros 1.2 Superfire de 1.242 cc, con 8 válvulas y cotas «largas» (70,8 x 78,86 mm) que da 60 CV y 10,4 mkg de par máximo al tranquilo régimen de 2.500 rpm, garantía de elasticidad y bajo consumo. Un motor tan sólido y fiable como el 1.108 cc, que instalado en este Panda de menos de 900 kg de peso se muestra hasta brillante, y desde luego más ágil que en el Punto.
Los rendimientos oficiales anuncian una velocidad máxima de 155 km/h con unas aceleraciones de 14 segundos en el 0-100 km/h y 36 en el km desde parado, registros muy aceptables casi cumplidos por nuestra unidad de prueba, con unos 3.500 km de rodaje. Así, la velocidad punta obtenida fue superada ligeramente (157 km/h) mientras que las aceleraciones han requerido algo más de tiempo (casi dos segundos en el 0—100 km/h y más de uno en el km desde parado). Pero siguen siendo muy notables en un cochecito como éste, y sobre todo, le confieren una sorprendente agilidad, fruto también de su contenido peso. Bien es verdad que el par disponible no es muy grande y que los desarrollos finales (en especial con el calzado opcional de nuestra unidad) son algo largos para el mismo. Pero 860 kg en vacío son lo bastante pocos como para que junto a un motor elástico como éste se puede circular en 5ª con toda agilidad a 130/140 km/h sin mucho ruido y poco consumo.
En autovía y autopista, este Panda 1.2 se mueve sin complejos, tan sólo requiere cierto recurso al cambio en algunos repechos, sobre todo si van más de dos plazas. Y para rodar a los preceptivos 120 km/h, basta llevarlo a punta de gas incluso cargado. Si se le exige a fondo, el nivel de ruido aumenta (a partir de 4.500 rpm resulta ya molesto) y el consumo sube más de la cuenta. Pero puestos a ello soporta cruceros de 140/150 km/h sin queja gracias a su largo desarrollo en 5ª (34,4 km/h por 1.000 rpm, 140 km/h reales a poco más de 4.000 rpm). Consumo que a ritmos legales no llega a 6,5 lts/100 km (a 120/130), para bajar un litro a 90/100 km/h. Y en ciudad se queda en 7,5. Sin duda un reducido apetito de gasolina, que hace perdonar la escasa capacidad de su depósito (35 litros), único condicionante de su autonomía en viajes largos.
Comportamiento
Por último, su comportamiento rutero sorprende al mejorar el esperable de un utilitario tradicional, y desde luego, superior al del Seicento. Con un eje delantero pseudo Mac Pherson y un trasero semitorsional, este Panda ha ganado en recorrido de suspensiones y amortiguación, lo que dado su peso mejora bastante los resultados. El coche se lleva con suma facilidad, y pese a su corta batalla no se muestra nervioso en autopista y curvas de radio largo. En curva cerrada se inscribe dócilmente, balanceando un poco hasta apoyar del todo y sujetándose luego sin problemas, incluso forzando el gas, con la sola protesta sonora de los neumáticos. Pese a carecer de estabilizadora trasera (o quizá por ello), el eje trasero ni se inmuta al retener, y sólo desliza si se le fuerza adrede con el freno. Es muy noble y fácil de controlar, y dada su ligereza se presta a forzar incluso sobrevirajes (tendencia a deslizar de atrás), con la tranquilidad de cortar su amago con un golpe de volante. Su altura no representa ningún obstáculo; sólo cierta sensibilidad al viento lateral por encima de 130/140 km/h.
La dirección eléctrica Dual Drive es precisa sin pecar de hipersensible, al menos en su primer nivel de asistencia (el segundo es francamente superfluo en un coche como éste). Y los frenos, pese a sus modestas dimensiones (discos ventilados delante de 240 mm y tambores de 180 mm traseros), bastan de sobra para el peso y prestaciones del coche. Con ABS de serie, son fáciles de dosificar y permiten buenas deceleraciones (60 metros de 120 a 0 km/h), sin acusar mucho el trato duro.
Económico de consumo y de precio —8.700 euros— rivaliza incluso con su hermano diesel de motor 1.3 JTD Multijet, 1.800 euros más caro y no muy rentabilizables si no van acompañados de recorridos anuales bastante mayores. Si fuera mejor equipado de serie —al menos en este nivel Dynamic— sin tantas opciones sería perfecto, ya que su precio final real, a poco que añadamos aire acondicionado, 5 plazas, la banqueta desplazable, radio CD y alguna que otra zarandaja, se nos va a los 10.000 euros. Aunque siempre podemos contar con alguna rebajita promocional Fiat, como los 400 euros menos que por ahora aplica a esta gama… En suma, un utilitario polivalente de verdad, cómodo y sencillo, pensado especialmente para el uso urbano y periférico pero con motor y bastidor suficiente para afrontar largos viajes sin problemas.
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