Probamos el Ford Edge 2.0 TDCi 180 cv Sport
Ford dispone de una de las gamas de SUV más completas de la actualidad, desde hace unos meses completada con el Edge, un Crossover de 4,8 que viene de estados Unidos a hacerse un hueco entre los BMW X5, KIA Sorento, Jeep Grand Cherokee, Jaguar F-Pace, Hyundai Grand Santa Fe o el Volkswagen Touareg. Por precio y calidad está a la misma altura de los dos coreanos, aunque les supera en gama y comportamiento.
El Ford Edge se lleva vendiendo en el mercado estadounidense desde hace ya varios años, pero en la última generación, la marca del óvalo ha decidido que se venda también a nivel mundial. Hay que matizar que ni los motores ni la puesta a punto del conjunto chasis / Suspensiones es el mismo en Europa que en Estados Unidos, nosotros disponemos de dos diesel de 180 y 210 caballos y un tarado mucho más firme y deportivo.
Su diseño poderoso y su prominente parrilla delantera atraen las miradas de transeúntes y conductores, es un coche que aparenta más de los que es, parece mayor y más caro (aunque el precio no es un chollo). Su anchura de más de 2 metros y la altura de 1,7 metros lo convierten en un coche imponente a la par de poco apto para calles estrechas y caminos angostos.
El interior es de auténtico lujo en esta versión Sport, con todo el equipamiento imaginable y algo más, ya que a parte de las enormes llantas de 20 pulgadas, el potente climatizador o la tapicería de piel, añade calefacción en los asientos delanteros y traseros y en el volante, cristal delantero térmico, que deshace el hielo en un plis plas, un equipo de música con navegador de sonido exquisito, portón trasero de apertura automática,.. vaya Full Equip como se llamaba antes.
Los asientos delanteros de reglaje eléctrico son ámplios y cómodos, el salpicadero destila lujo y calidad y además disfruta de una buena ergonomía.
Detrás el acceso es sensacional, disponemos de espacio para tres pasajeros y unas cotas muy ámplias.
El maletero dispone de un acceso mediante un ámplio portón, más de 600 litros de capacidad, ampliables plegando 60/40 los asientos traseros. La cifra no es de las mayores, pero dispone de mucho espacio de carga.
El sistema SYNC 2 con su pantalla táctil de 8 pulgadas preside el centro del salpicadero, en ella podremos visualizar diferentes opciones, como el ordenador de a bordo con informaciones varias, la imagen de la cámara de visión delantera, del sistema de aparcamiento trasero con cámara, el navegador…
Nuestro Ford Edge equipaba el motor 2.0 TDCi con 180cv asociado a un cambio manual de 6 relaciones, desde nuestro punto de vista la combinación más lógica de la gama.
Este tipo de vehículos no son deportivos, por lo que con 180 caballos ya disponemos de una gran respuesta en todas las condiciones, aunque a bajas vueltas unido con una primera algo larga, se muestra perezoso en subida.
Las prestaciones son muy buenas, antaño dignas de un GTi, con 200 Km/h de velocidad punta y necesita 9,9 segundos para pasar de 0 a 100 Km/h.
El motor de la unidad de pruebas estaba casi virgen, no llegaba a los 900 kilómetros y por eso los consumos se enfilaron algo más de lo que debería, conseguimos un consumo medio de 7,9 litros, algo lejos de los 5,4 litros homologados, que por otro lado nos parecen muy optimistas.
El motor apenas de oye desde el interior, lo da fe del excelente trabajo de aislamiento del Ford Edge.
El cambio de marchas dispone de un buen tacto y guiado, aunque peca de unos desarrollos terriblemente largos, obligando a reducir de marcha en muchas ocasiones, ya que sino se nos «muere» el motor.
El esquema de suspensiones está muy trabajado y si bien, nos proporciona un confort interior muy conseguido filtrando a la perfección todo lo que ocurre debajo de los neumáticos; aguanta muy bien los cambios de dirección y los cambios de apoyo repentinos, sin hacer que la carrocería cabecee. La suma de un esquema de suspensiones muy conseguido y la tracción total inteligente, hacen que el Edge se mueva muy bien por todo tipo de vía.
La dirección es muy directa, aunque al ser eléctrica, no es del todo comunicativa, pero es bastante rápida y nos adaptamos perfectamente en muy poco tiempo.
En ciudad es un coche grande y con una mala visibilidad, al no ser excesivamente largo, conseguiremos estacionar sin grande sufrimientos.
En Autopistas es una maravilla por aplomo, silencio de marcha y suavidad, es un compañero ideal para largos trayectos, incluso más que una berlina, ya que la posición de conducción es mucho más ámplia y confortable.
En una carretera de montaña es de los SUV de su tamaño más divertidos y ágiles, sin buscar los límites, podemos realizar una conducción dinámica con total seguridad.
Fuera del asfalto su tracción total nos permite algunas licencias por caminos en buen estado, aunque la monta de neumáticos y las enormes llantas, puede que nos hagan sufrir en algún paso.
Tuvimos la oportunidad de conducir unos kilómetros sobre nieve, a pesar de montar neumáticos de verano, la tracción se mostró suave y resolutiva.
Valoración final.
El Edge con este motor está disponible desde unos muy competitivos 39.225 euros, la unidad probada sube bastante más el cheque final, aunque el equipamiento de serie lo vale.
Este nuevo Todo Terreno de Ford es una opción muy seria para quienes busquen un 4×4 grande, sin ambiciones fuera pista, cómodo, ágil y amplio, nos atreveríamos a decir que sería nuestra elección entre los modelos que antes hemos listado.
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