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Probamos el Lotus Exige S

Lotus es sin duda la fábrica de deportivos más purista de cuantas se venden en nuestro país, y el Lotus Exige S es un fiel ejemplo de esta filosofía, Gracias al concesionario de la marca en Barcelona, Cars Gallery, pudimos cumplir el sueño de pilotar este coche tan excepcional.

El Lotus Exige S, que hoy pasa por nuestras manos es una máquina de correr equipado con un motor 3.5 litros V6 de origen Toyota, situado en posición central, que desarrolla 350 CV y 400 Nm, Además tiene la peculiaridad de equipar la nueva caja de cambios automática desarrollada por Lotus.

Una tapa transparente, nos permite disfrutar del precioso motor desde el exterior.

El Exige S representa el ADN de prestaciones y comportamiento de Lotus. Es un automóvil, bajo, muy bajo, sin muchas concesiones al confort (simplemente el aire acondicionado, la radio y los elevalunas eléctricos) y muchos ingredientes para que el que conduce, se sienta cómo un auténtico piloto, sensaciones que otras marcas sólo consiguen a base de grandes motores de potencias muy elevadas. Pero Lotus gracias a un ahorro de peso (sólo pesa 1.115 kg) que llega hasta la más mínima pieza, consigue cifras de relación peso-potencia dignas de una Ferrari o un Lamborghini.

El Exige Sport es tan rápido como un Ferrari 458 Speciale o un Porsche 911 GT3 pero más económico, más ágil y sinceramente más divertido.

El coche es enormemente rápido, el motor V6 ruge cómo pocos, corre a lo bestia y recupera en un plis plas. Las prestaciones son dignas de un supercoche, pasando de 0 a 100 km/h en 3,7 segundos y alcanza los 274 km/h.

El cambio de 6 velocidades, que se puede accionar de modo manual con bastante eficacia y rapidez, es sencillamente muy rápido en modo automático, sube y baja de marchas cómo si estuviera poseído, siempre manteniendo una respuesta inmediata del propulsor a los deseos del acelerador.

El consumo a tope es alto pero en conducción normal ronda los 10 litros, cifra excelente, vistas las prestaciones del aparato.

La tracción es cómo buen deportivo que se precie, trasera, pero gracias al bajo peso, el bajísimo centro de gravedad y un control de tracción excelente, no es complicado de llevar rápido, al contrario, es sencillo ir a velocidades nada legales en un abrir y cerrar de ojos.

Su amortiguación es de un coche de carreras pero no impide que sea fácil de conducir y si el asfalto no está roto, llega a ser cómoda, no para hacer largos trayectos de aburrida autopista, pero si para pasar y volver a pasar algún tramo de rally.

La dirección, sin asistencia (cosas del ahorro de peso) es directa y muy informativa, en circulación es cómo conducir un Kart, en maniobras, un suplicio.

El ruido del escape, es ronco y que no te hace pasar inadvertido, si la gente no te ve por el coche, el sonido de los escapes, harán que giren la cabeza.

Dentro es muy espartano, dos backets que recogen de maravilla nuestro cuerpo, cuadro de relojes más parecido al de una moto que al de un deportivo, un acceso complicado y una visibilidad justa.

El maletero es pequeño, situado en la parte trasera, tras el motor, es casi anecdótico, pero es que para disfrutar de un coche cómo este es mejor ir ligeros de equipaje.

El techo es desmontable manualmente (otra manera de ahorra peso) es de lona, con un sistema de colocación sencillo y eficaz. Es de tipo targa, filtra bien el ruido exteror si está puesto y no molesta el viento circulando descapotados.

Valoración final

Si tienes 77.000 euros y te encanta montar en Kart, este es tu coche, vas a disfrutar de ratos que ningún otro coche te puede ofrecer (Bueno, puede que un Catherham), unas prestaciones increíbles y todo esto aliñado por un bonito paquete y un fiable motor.

 

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