Probamos el Mazda CX-30 e-skyactiv x 186 cv
Hoy pasa por nuestras manos la nueva versión del Crossover Japonés Mazda CX-30 equipado con el nuevo motor de gasolina Skyactiv-X, que ahora pasa a denominarse e-Skyactiv X.
La gran novedad es que consigue entregar más potencia, par motor y al mismo tiempo reducir sus consumos y emisiones, lo que le permite tener etiqueta ECO.
El nuevo motor e-Skyactiv X mantiene los 2 litros de cilindrada, pero la potencia ha aumentado 6 CV y el par motor 16 Nm extras. Así pues la potencia máxima pasa de 180 a 186 CV (137 kW) a 6.000 rpm mientras que el par máximo sube hasta 240 Nm a 4.000 rpm.
Ese aumento de potencia no impide que el consumo de combustible se haya ajustado, llegando a homologar en ciclo WLTP hasta 0,5 l/100 km menos de consumo según modelo y versión. Por su parte las emisiones de CO2 se han reducido en 8 g/km.
Estas mejoras se deben a que el motor incluye novedades en el sistema de control de la combustión, se han rediseñado los pistones y se ha actualizado el software de gestión de la hibridación Mazda M Hybrid.
Han bajado aún más la relación de compresión que pasa de 16.3: 1 a 15.0: 1. Esto no solo da como resultado una banda operativa más amplia de eficiencia de combustión, sino que también proporciona un encendido aún más estable, lo que reduce aún más el riesgo de autoencendido debido a la variabilidad de la calidad del combustible en diferentes mercados.
Mazda también ha realizado actualizaciones en el sistema M Hybrid híbrido que va a asociado a dicha mecánica. Aunque se mantiene la misma batería de 24 voltios, alimentada mediante un generador reversible con un generador alternador -que aprovecha la energía de las frenadas-, se ha actualizado el software de control, con el objetivo de ofrecer unas reacciones más rápidas. El resultado de todo ello es una mayor agilidad en carretera al afrontar todo tipo de situaciones de conducción.
El motor e-Skyactiv X está disponible combinado con transmisión manual Skyactiv-MT de seis velocidades o automática Skyactiv-Drive de seis velocidades, además de poder elegir entre tracción delantera o integral.
Nuestro testo lo hicimos con el CX-30 con caja de cambios manual y tracción delantera. La caja de cambios es suave y de funcionamiento muy preciso, al igual que la dirección y frenos. La tracción total nos añade un plus de seguridad en firmes deslizantes, pero este tracción delantera, asociado a un eficaz sistema de control de tracción, no hecha de menos la tracción integral cómo si sucede con otros modelos de otras marcas.
En cuanto al consumo, nosotros conseguimos una media de 5,8 litros a los 100 kilómetros en nuestro recorrido, unos 0,2 litros de reducción respecto a la versión probada hace unos meses, pero muy por debajo de sus competidores de potencia similar, que les cuesta bajar de 7 litros de media.
Las prestaciones son buenas con una punta de 204 Km/h y pasando de 0 a 100 en 8,3 segundos, pero lo que más destaca de este coche es la sensación de suavidad y de coche premium. Un coche sencillo con motor potente lo aceleras a fondo y te da la sensación de que vuelas, en cambio coches cómo este, mucho mejor fabricados y aislados, aceleras igual o incluso más rápido y tienes la sensación de ir lento, eso se llama robustez, calidad de fabricación y lo que las marcas francesas quieren pero no consiguen, que es calidad de pisada, con esto queremos explicar que este Mazda CX-30 está más cerca de un Mercedes GLA o de un Audi Q3 que de un Ford Kuga o Nissan Qashqai.
Al volante de este modelo, lo primero que destaca es la suavidad con la que lo hace todo, hasta los intermitentes emiten un sonido suave, pero al mismo tiempo es eficaz, transmite seguridad y aplomo, filtrando las irregularidades del firme.
Es un coche con un comportamiento perfecto para el día a día, pensado aquellos conductores que busquen un coche suave, silencioso y práctico al mismo tiempo, pero que también sirve perfectamente para afrontar un viaje largo.
En carretera el rendimiento de su motor ofrece un buen equilibrio entre prestaciones y confort, con buenas recuperaciones y sobretodo permitiendo mantener medias nada legales en autopista.
A bajas revoluciones el motor cómo buen motor atmosférico, le falta algo de fuerza, pero si estiramos las marchas responde francamente bien.
El interior es casi calcado al modelo vendido hasta ahora, con una calidad de materiales excelente, ajustes de primera y sobretodo un salpicadero ordenado y fácil de interactuar.
El salpicadero tiene un diseño sobrio y elegante, Mazda, al contrario que otros fabricantes, ha optado por no introducir un control táctil de la pantalla central de infoentretenimiento, de 8,4 pulgadas, para que no juguemos en marcha, todo se controla desde un mando rotatorio situado entre los asientos delanteros.
Un head-up display que proyecta directamente sobre el parabrisas completa al cuadro de instrumentación, mostrando información sobre la navegación y la velocidad máxima permitida en la vía.
Los asientos cómo es norma de la casa sobresalen por el confort y buena sujeción, sin ser deportivos, porqué se busca un equilibrio entre confortabilidad y firmeza, también en el mullido.
Detrás está en la media de su categoría, sin mucho espacio longitudinal, pero bueno en altura y anchura.
EL maletero de 430 litros es suficiente, nada descomunal, pero nos servirá en la mayoría de situaciones. Hay que reconocer que depende de lo que queramos llevar de equipaje, solo una furgoneta podría cumplir!
Valoración Final.
Sinceramente es de los pocos coches que hemos probado últimamente en que las evoluciones técnicas se notaban en nuestro bolsillo, ya que nos estamos acostumbrando a que las marcas nos vendan la moto sin que los cambios sean perceptibles… Es un gran coche que solo ha hecho que mejorar, su precio desde 32.000 euros está más que justificado!