Probamos el Seat Ibiza 1.5 TSI FR DSG
Tras la escisión de CUPRA, los acabados FR significan el máximo exponente deportivo de la nueva SEAT con un chasis optimizado y una capacidad dinámica mayor que sus hermanos de gama, unidos a potencias que ofrecen prestaciones de buen nivel.
Este Ibiza FR es el heredero de pequeños GTIs de las últimas décadas a los que supera en agrado de uso, confort, equipamiento y en la mayor parte de los casos también en prestaciones.
Hace un tiempo parecía que este tipo de coches tenían un futuro complicado, pero a día de hoy parece que tienen vida para rato y la verdad es que nos alegramos, ya que estos motores gasolina de media cilindrada con turbo son una gozada, ya que permiten un uso polivalente con una economía de uso a la altura de muchos diesel. En nuestro caso, el consumo de gasolina se ha situado en unos excelentes 5,8 litros a los 100 kilómetros, nada mal.
Este motor 1.5 Tsi de 150 caballos es uno de los mejores del momento en términos de suavidad de funcionamiento, entrega de par y eficiencia, que en el Seat Ibiza se asocia obligatoriamente al cambio DSG de siete relaciones, que encaja cómo un guante y permite un funcionamiento progresivo y poder circular por inercia en muchas ocasiones.
Los 150 CV del TSI 1.5 no son comparables a otros modelos de enfoque más deportivo, pero ofrecen una gran versatilidad, con potencial para olvidarnos de los límites de velocidad y cuando las circunstancias lo permitan disfrutar al volante con sensaciones deportivas y unos límites de seguridad muy elevados.
Sus prestaciones son muy buenas, pasando de 0 a 100 km/h en 8 segundos y realizando los 1.000 metros recorridos desde parado en 29 segundos. Las recuperaciones, gracias al buen trabajo del cambio DSG de 7 velocidades, también son de sobresaliente.
El chasis FR es sin duda un buen trabajo de los ingenieros de la marca, monta suspensión de firmeza variable Dual Ride —integrada en un pack opcional exclusivo de los FR junto con las pinzas pintadas en rojo y detalles en cinturones y asientos del mismo color, etc.—. Es el complemento que pone la guinda a un conjunto de enorme precisión y que te permite elegir cómo sentirlo dependiendo del estado de ánimo.
En la ciudad su suspensión parece algo seca, pero nada comparable con otros modelos más deportivos. En cambio, estacionar está chupado gracias a sus recortadas dimensiones y a las ayudas al estacionamiento.
De puertas adentro es un modelo sin un diseño muy arriesgado ni materiales a la última, pero la calidad es elevada y los ajustes también.
Las plazas delanteras están en la media del segmento por habitabilidad, sin duda son de las mejores en cuanto a sujeción del cuerpo y rozan bien alto en confort.
Detrás hay espacio para dos adultos holgados y tres niños bien, un tercer adulto iría algo apretado, pero nada que no pase en todos sus competidores.
El equipamiento es muy amplio con climatizador, faros full led con cambio automático de luces, reconocimiento de voz mejorado, conectividad, con elementos como la tarjeta eSim integrada que permite el acceso constante al Seat Connect y una conexión inalámbrica de Smartphone en los dos entornos Android y Apple. También equipa la frenada de emergencia Front Assist o el detector de fatiga del conductor, se suman elementos como el reconocimiento de señales de tráfico, el mantenimiento activo de carril con acción sobre el volante o los asistentes de ángulo muerto que mediante los radares delanteros y traseros detectan en una distancia de 70 metros la presencia o no de vehículos en el ángulo muerto, evitando sustos y posibles problemas.
El maletero con 301 litros ofrece una capacidad justa, aunque con buen acceso y la posibilidad de plegar los asientos traseros para ganar capacidad de carga.
Valoración Final
Su precio se mueve en torno a los 29.000 euros, una cifra que antes de la pandemia podía parecer alta, pero a día de hoy es normal en este tipo de coches. El Ibiza es un buen coche, va de cine, consume poco y ofrece una gran polivalencia, a nosotros nos parece muy recomendable.