De todos los comerciales que actualmente se comercializan en el mercado europeo, seguramente sea la Transit la de mayor veteranía, pero solo en cuanto a la denominación comercial, ya que esta nueva generación que Ford pone ahora a la venta no tiene nada que ver con el modelo presentado a mediados de la década de los sesenta, y bastante poco con el modelo al que viene a sustituir.

Y es que los cambios efectuados por la marca del óvalo en su buque insignia han sido de un profundo calado, como hemos tenido la oportunidad de comprobar en una primera toma de contacto que nos ha permitido conocer de primera mano las aptitudes de este nuevo modelo de Ford, precisamente con la versión más voluminosa y de mayor potencia.

Lo primero que nos llama la atención es su nueva estética en la que destaca una gran parrilla, con connotaciones de otras épocas, algunos dicen que se ha querido rememorar la que llevaba este modelo en sus primeras generaciones, aunque lo más probable es que responda a los gustos norteamericanos, ya que la Transit también se comercializará en los Estados Unidos.

Interior

Accedemos al interior de la cabina, donde nos encontramos un salpicadero completamente nuevo, a semejanza del que ya conocíamos en el modelo Custom, aunque con todos los componentes redimensionados. Una vez al volante la posición es cómoda, tanto para conductor como para los dos pasajeros, con buena cota de anchura y longitudinal.

Las posibilidades de equipamiento son muy ámplias, excepto en algunos componentes más tecnológicos más propios de turismos, podemos equipar al Transit con opciones impensables hace unos años, pudiendo conseguir una oficina rodante en toda regla.

Los materiales son de buena factura, pensados para durar y de fácil limpieza.

Motor

Ponemos en marcha el motor, y enseguida notamos las buenas prestaciones que la mecánica Duratorq nos ofrece, y el excelente tarado en consonancia con la caja de cambios. En un primer tramo por recorrido urbano, la Transit demuestra mucha agilidad, y en ocasiones nos da la sensación de manejar un vehículo más compacto, en lugar de una furgoneta de casi 7 metros de longitud, que es lo que realmente conducimos.

Nos gusta el reglaje de la dirección, precisa y con un nivel de asistencia que facilita la conducción a través de las calles estrechas, pero con la sensación de controlar en todo momento los movimientos. Además, la posición al volante es correcta, y la cercanía de la palanca de cambio, en la parte central del salpicadero, facilita la conducción.

Pero es en carretera donde el motor de 2,2 litros nos ofrece todo su potencial, tanto en vacío como cargados, la mecánica demuestra su sobrada capacidad, y es que llevamos bajo el capó la versión de 155 CV, la más potente de las ofrecidas por Ford con este motor Duratorq TDCI para la Transit.

Con un par máximo de 39 mkg, conseguido ya a las 1.600 vueltas, el vehículo se muestra ágil en carretera, y agradable de conducir, con una rápida respuesta al acelerador, y una excelente precisión del cambio. Una sorpresa muy agradable ha sido el buen trabajo que se ha hecho con la transmisión, que incluso nos hace dudar si llevamos tracción trasera, como era este caso, o delantera, la otra oferta de la Transit.

Un aspecto que ha mejorado sensiblemente en esta nueva Transit, es el comportamiento de los frenos tanto en el tiempo de respuesta como en la forma progresiva de la frenada, lo que nos aumenta la sensación de seguridad.

En cuanto al comportamiento puro y duro, sorprende lo fácil que es circular por carreteras secundarias, con un umbral de seguridad muy alto, un guiado preciso y sobretodo una sensación de llevar un vehiculo más corto.

En Autopista devora los kilómetros sin producir fatiga a su conductor y las suspensiones trabajan de maravilla filtrando las irregularidades del asfalto.

En ciudad es muy largo para ir cómodo pero sorprende su agilidad y los sensores de parking son de gran ayuda.

Valoración Final

Por un precio entorno a 20.000 euros nos llevamos un modelo de última hornada, fiable, capaz y muy polivalente.