La marca alemana buscó en su diseño una imagen campera pero sin sacrificar el confort ni la habitabilidad, es un coche que a pesar de disponer de una buena distancia al suelo, tiene un soberbio acceso al habitáculo y este que es muy parecido al del desaparecido Golf Plus, sorprende por su espacio interior y capacidad de carga, no en vano disponemos de 470 litros de maletero, cifra de las mejores del mercado.

Esta versión R-Line es la interpretación deportiva del todo camino germano, con suspensiones más deportivas, neumáticos de perfil más bajo, llantas de mayor diámetro, y una decoración más racing.

Las plazas delanteras específicas del R-Line disfrutan de una sujección total de nuestra espalda y de un elevado confort, gracias a sus múltiples regulaciones es sencillo encontrar la posición al volante adecuada.

Detrás hay espacio para tres adultos pero la forma del respaldo recomienda más la utilización a duo. Todas las cotas son buenas y el acceso también.

En cuanto al motor, hoy pasa por nuestras manos el tope de gama en Diesel, el archiprovado TDi de 2 litros de cilindrada con 177 caballos, acoplado a una caja de cambios automática de 7 relaciones de doble embrague.

El funcionamiento del cambio es rápido y silencioso pero algo brusco en situaciones en las que buscamos una rápida respuesta o en cuestas a baja velocidad, personalmente preferimos el cambio manual, pero este es mucho más cómodo en un uso diario.

En cuanto al consumo, logramos una media de 6,3 litros a los 100 kilómetros con una conducción suave y económica, de otra manera ronda los 7 litros.

Las prestaciones son muy buenas con una punta de 200 Km/h y unos excelentes 8,5 segundos en pasar de 0 a 100 Km/h. Al volante se percibe nítidamente este potencial con aceleraciones fulgurantes y recuperaciones muy rápidas.

En nuestro caso nos llevamos al bueno del Tiguan a la nieve, eso si la monta de neumáticos de esta versión no es muy amante del elemento blanco, aunque hay que reconocer que el buen hacer del sistema de tracción 4motion de la marca alemana, permitió moverse por las carreteras nevadas con facilidad. Este sistema permanente de tracción a las cuatro ruedas mantiene un pequeño porcentaje de fuerza sobre las ruedas traseras de manera permanente y si patinan las delanteras, envía mayor par hacia atrás. El sistema es eficaz para un uso global, ya que aunque se nota mucho la diferencia en agua, nieve o hielo, en seco también aporta una mayor seguridad al trazar curvas, rotondas o en subidas. Personalmente pienso que si nos lo podemos permitir, un tracción total es mucho más seguro que un tracción trasera o delantera, aunque lleve mil sistemas electrónicos de seguridad.

La dirección como en todo Volkswagen debe ser mencionada por su precisa labor y sobretodo por la información que nos aporta.

El comportamiento de esta versión R-Line es muy próximo al de un Volkswagen Golf, estable, fácil de llevar y divertido si queremos disfrutar al volante, la suspensión es dura pero no seca y por tanto no cansa con el paso de los kilómetros, ya que filtra bien las irregularidades del asfalto.

Va muy bien por autopista pero incluso mejor por carreteras sinuosas de segundo orden, dónde sale a relucir un chasis muy bien puesto a punto, unos buenos frenos y la deliciosa dirección.

En ciudad la monta de neumáticos del coche, lo vuelve algo torpe, sin ser un problema, van mejor los Tiguan «normales».

Valoración Final

El Tiguan nos gusta, es un coche muy fácil de conducir y pensamos que junto al Mazda CX5 y el Subaru Forester, es de lo mejor del mercado incluyendo las marchas «premium». El precio de tarifa de esta versión es de 40.800 euros, algo alto según nuestro parecer, aunque en el concesionario seguro que nos lo redondean bastante a la baja. Si nos entra por presupuesto nos llevaremos un gran coche.