Probamos el BMW M8 Competition Gran Coupé
En una época marcada por la electrificación el downsizing y en general la conversión del automóvil en una herramienta de movilidad, es excitante probar un coche con motor gordo, ruido ronco y que no está pensado para pasar lo menos posible por la gasolinera, nuestro visitante de hoy, el BMW M8 Competition Gran Coupé, es simplemente una máquina de generar emociones, adrenalina y sonrisas, un señor coche que algunos querrían fuera de nuestras carreteras, pero un servidor ha disfrutado todo lo posible, a pesar de las enormes restricciones de movilidad que tenemos.
Esta versión Gran Coupé del serie 8 de BMW es la manera más veloz de moverse cómodamente en un coche que ha pasado por nuestras manos, un coche lujoso, potente y por ende caro, que unos pocos privilegiados disfrutarán y que sin duda envidiaremos cada vez que pasen a nuestra vera.
En BMW, el número 8 es una señal de exclusividad en BMW, tanto en el caso del Serie 8, cuya primera generación tuvo casi una década en producción (entre 1989 y 1996) como en el i8, el ahora descatalogado súper híbrido de la marca bávara, o en el espectacular Z8, que fue el último modelo digno de este exclusivo número.
Sus prestaciones son para quitar el hipo a cualquiera, ya que pasa de 0 a 100 km/h en 3,2 segundos, esto se consigue gracias a que este M8 Competition esconde el impresionante motor V8 de 4.4 litros y 625 CV, que le permite tutear a modelos tan exclusivos cómo el Audi RS7 Sportback, Porsche Panamera o Mercedes AMG GT Coupé.
Por fuera nos recuerda el serie 6 Gran Coupé, aunque algo más musculoso y largo, con su imponente difusor, el alerón en la tapa del maletero y el labio delantero para ayudar a pegar el morro del coche a la carretera, así como los cuatro tubos de escape redondos.
Dispone de un enorme techo de plástico reforzado con fibra de carbono, de aspecto exclusivo y deportivo, aunque también destaca el uso del aluminio en las puertas delanteras, suspensiones o el capó, o el magnesio para reforzar la estructura interior detrás del salpicadero.
El sistema de escape produce un sonido ronco, que avisa de que viene un coche especial, un súper deportivo con cuatro amplias plazas y un confort al alcance de muy pocos.
El interior es digno de una berlina de lujo, con mucho espacio en todas las cotas excepto en altura que está más cerca de un deportivo que de una limusina. Disponemos de un gran espacio para piernas que nos regala el aumento de la distancia entre ejes y una longitud total 25 cm más larga que la del Coupé.
El volumen del maletero es el otro punto donde el M8 no va mal servido, con 440 litros, no es de los más capaces, pero tampoco está muy lejos de los mejores.
Los materiales y la calidad interior son impresionantes, con ua carga tecnológica de primer orden presidida por una instrumentación digital de 12.3 pulgadas y la pantalla central de 10,25. La gestión del completo sistema de infoentretenimiento junto con el Head-up display se realiza de manera bastante intuitiva e incluye control vocal y gestual
El diseño de la gran consola central y los acabados de vidrio. que estamos viendo cada vez más en los últimos BMW. Los asientos delanteros son anchos y cómodos, pero no olvidan las capacidades dinámicas de nuestro amigo, así que también recogen nuestro cuerpo de manera eficaz.
Disponemos de una nueva interfaz de control para los modos de conducción, fácil de usar y configurar, con tres programas configurables, Road, Sport y Track. Además de los modos Confort, Sport y Sport + para situaciones más mundanas.
El motor biturbo V8 de 4.4 litros es el mismo que el del M850i, pero con una serie de modificaciones importantes, que le han permitido ganar casi 100 caballos, pasa de 530 a 625 CV (600 en el M8 ‘normal’). Su par motor es de 750 Nm a tan solo 1.400 rpm y tiene una velocidad máxima de 305 Km/h.
La caja de cambios es la M Steptronic de ocho velocidades con Drivelogic de perfecto y rápido funcionamiento.
Los cambios en el chasis afectan la suspensión con configuraciones ‘más secas’, dirección con desarrollo variable (M Servotronic), suspensión adaptativa, diferencial autoblocante electrónico en el eje trasero, también barras estabilizadoras activas con motores eléctricos que ajustan la resistencia de las barras a la torsión para contener los movimientos de la carrocería, neumáticos trasero más anchos, unidos a un sistema de tracción total (aunque prevalece la tracción trasera) para que sea más fácil controlar a la bestia.
El volante, con un aro grueso, y una dirección dura, pero precisa es nuestro fiel compañero a la hora de pilotar esta belleza de cuatro ruedas.
Los frenos de tamaño descomunal, frenan de manera excepcional, son modulables y ofrecen un tacto genial.
En movimiento es un coche excepcional, es capaz de circular a velocidad de peatón sin dar el mínimo tirón pero también de acelerar quemando neumáticos.
En ciudad la escasa visibilidad y el enorme tamaño, más de 5 metros son nuestro peor aliado, es algo torpe, pero muy fino y suave. Estacionar, gracias a las ayudas al aparcamiento y la cámara trasera de gran calidad, se hace más fácil de lo que parece.
En autopista es sencillamente un tren de alta velocidad, silencioso, rápido y inmutable, se mantiene aplomado sin inmutarse. No hemos podido probar sus aptitudes dinámicas a fondo ya que no hay autopista nacional que nos lo permita.
Acabamos con lo mejor y es que nuestro amigo en carreteras secundarias con buen firme y a poder ser con muchas curvas, se transforma en un coche más pequeño, ágil, estable y muy, muy rápido que nos hace gozar de lo lindo casi sin límite, las ruedas obedecen a las órdenes del volante sin rechistar ni rechinar, los frenos rebajan la velocidad con celeridad y cuando le damos zapatazo al acelerador afloran una cantidad ingente de caballos que hacen que en un plis plas ya estemos en la próxima curva!! Es un coche adictivo, que transmite mucha seguridad, pero que en manos equivocadas, no quiero saber qué pasaría.
Valoración Final
Si tienes 187.000 euros y buscas una berlina exclusiva, rápida pero cómoda, el mercado nos ofrece muy pocas opciones, pero sin duda este BMW M8 Competition Gran Coupé debe figurar entre los candidatos, eso si, si lo pruebas, te enamorará desde el primer kilómetro.