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Probamos el Mazda CX-5 2.5 Skyactive-G 194 CV

El CX-5 es según nuestro parecer el SUV de medio tamaño más agraciado, es una opinión, pero lo que está claro es que es de los que tiene una mejor y más equilibrada gama entre las marcas generalistas.

Hoy pasa por nuestras manos el motor más potente de la gama, el sofisticado motor de gasolina atmosférico (sin turbo) de 194 CV asociado a cambio automático y a tracción integral.

La actual generación del Mazda Cx-5 tiene un morro más prominente y una silueta más dinámica que la de su predecesor.

Su tamaño lo sitúa por encima de los superventas del mercado, cómo el Nissan Qashqai o el Seat Ateca, ya que se sitúa en unos 4,55 metros, que le otorgan un ámplio interior y una buena capacidad de carga.

En el interior se ha rediseñado el salpicadero, los mandos de la consola central se encuentran más a mano y la pantalla del sistema multimedia es más visible. Ahora, los mandos se encuentren más a mano y la pantalla de 7 pulgadas del sistema multimedia se sitúa en una posición más elevada de modo que su visualización es más sencilla durante la conducción.

Todos los materiales son de buena calidad, muy cercanos a los coches premium, que ahora solo se distinguen por la enorme lista de opcionales disponibles.

Las plazas delanteras son cómodas y recogen muy bien nuestra espalda, la posición de conducción es perfecta.

La segunda fila puede alojar cómodamente a dos adultos, ya que la plaza central es menos confortable debido a la mayor firmeza del respaldo y al espacio que ocupa el túnel central.

El maletero ya hemos comentado que es grande, de los mejores, con 506 litros, un volumen que puede crecer hasta los 1.620 litros si se abaten los asientos traseros.

El equipamiento de serie es francamente muy abundante con tapicería de cuero negro, asientos delanteros calefactables con reglajes eléctricos y memoria, climatizador bizona, techo solar panorámico, reconocimiento de señales de tráfico, Sistema de sonido Bose con diez altavoces, sistema de infoentretenimiento MZD Connect con pantalla táctil, navegador, acceso y arranque sin llave, control de crucero adaptativo, cámara de visión trasera, sensores de parking delantero y trasero, faros delanteros Smart Full LED adaptativos y portón trasero eléctrico, Head-Up Display, detector de ángulo muerto, alerta de tráfico trasero, sistema de asistencia a la frenada en ciudad, detector de fatiga, sistema de aviso y prevención de cambio de carril, frenada de emergencia pre-impacto y asistente de arranque en pendiente, vaya que poco queda de opcional..

El coche no es deportivo, pero ofrece unas elevadas prestaciones, nos explicamos, dispone de una buena respuesta, gracias al buen par y a su condición de motor de alta cilindrada, es elástico, pero el cambio es algo lento, incluso con el modo Sport Activado (Estira un poco más las marchas).

Este propulsor de cuatro cilindros, entrega un par motor de 258 Nm a 4.000 rpm, cuenta con un sistema de desconexión de cilindros que se encarga de optimizar la eficiencia del vehículo al desactivar dos de los cuatro cilindros cuando no es necesaria toda la fuerza que puede proporcionar el propulsor, este sistema es totalmente inapreciable en circulación, pero si se nota en el consumo, ya que durante nuestro test se ha quedado en unos excelentes 7,1 litros a los 100 kilómetros.

Cómo es habitual en la marca nipona, la dirección disfruta de una gran precisión, es rápida y de tacto suave.

La caja de cambios automática de seis velocidades, es suave y no tiene vacíos, pero le falta algo de velocidad a la hora de acelerar, las prestaciones son algo pobres teniendo en cuenta el caballaje del CX-5, ya que pasa de 0 a 100 km/h en 9,2 segundos y alcanza los 195 km/h.l

La tracción total i-Activ, es muy eficaz, en conducción sobre nieve y tierra, la capacidad de tracción es sobresaliente, solo limitada en campo por el corto recorrido de la suspensión.

En marcha, el nuevo CX-5 ha ganado en confort de marcha y en agilidad a la hora de encarar sucesiones de curvas. Ahora es más divertido de llevar, va más aplomado y estable.

La suspensión se nota que se ha trabajado a fondo, ya que aunque es más blanda, y por lo tanto absorbe bien las irregularidades del asfalto, también tiene un comportamiento más eficaz, suponemos que causado por el sofisticado control electrónico de chasis G-Vectoring, que se encarga de realizar pequeñas modificaciones en el par motor que se envía a cada rueda para generar un mayor confort y eficacia durante la conducción.

En autopista nos ha enamorado su silencio absoluto de marcha, suavidad de funcionamiento y elevado confort, es un buen viajante.

En zonas urbanas, falta algo de visibilidad y los retrovisores laterales, se nos antojan muy bonitos de diseño pero algo pequeños para tener una buena visibilidad. La cámara de visión trasera es un equipamiento muy de agradecer.

Sobre nieve pudimos realizar entorno a 45 kilómetros, con una sensación de motricidad excelente y confianza total en el coche.

En zonas viradas es un coche muy fácil de conducir, con una dirección deliciosa y unos frenos muy eficaces, la entrada y salida de curva es fácil y permite una conducción algo picante.

En caminos le falta algo de altura en los bajos, pero sorprende hasta dónde puede llegar. Aunque es de esos coches que da pena ponerlos por sitios muy estrechos y con árboles por el miedo a rayarlos, uno que es un sentimental.

Valoración Final

Si buscáis un SUV gasolina, familiar, cómodo, con cambio automático y tracción total a un precio por debajo de 40.000 euros este es vuestra mejor opción, ya que además gasta poco, es cómodo, silencioso, y tiene un diseño muy agraciado. Su única pega es que le falta algo de mala leche., pero es un gran coche.

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