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Probamos el nuevo Seat León TDI 150 DSG

Probamos el nuevo Seat León TDI 150 DSG

El confinamiento coincidió con el lanzamiento del nuevo Seat León, ahora ya en la nueva normalidad hemos tenido la oportunidad de disfrutar del nuevo felino de Martorell.

En concreto hemos probado el Seat León en su versión 2.0 TDI 150 DSG y acabado FR.

Hasta esta semana esta variante era la tope de gama, ya que se ha presentado la versión híbrida enchufable de 204 CV.

A nivel visual, tal vez no se aprecie la gran evolución que ha sufrido el compacto de Seat, con un diseño similar, aunque más fluido que antaño, con una marcada personalidad tanto en su frontal; más largo y musculoso que los modelos precedentes, como en su zaga; con una línea de luces horizontal continua que une las atractivas ópticas con tecnología Led y las letras León.

Esta versión de cinco puertas crece 10 cm con respecto a la anterior generación, hasta alcanzar los 4,38 metros de largo, lo mismo que su distancia entre ejes que crece 5 centímetros extras (2,68 m)

Estas cifras nos regalan un interior algo más amplio y un mejor acceso, pero sin perder ni agilidad ni deportividad.

El acceso a las plazas traseras destaca por lo amplio de sus puertas. Una vez dentro la banqueta es apta para dos pasajeros, con un tercero en la plaza central, más ajustado. Aun así, el espacio para la cabeza y en especial para las piernas es claramente superior al anterior León e incluso a la mayoría de sus rivales directos y acercándose a modelos de segmentos superiores.

Las plazas delanteras también disfrutan de algo más de espacio, con unos deportivos asientos que recogen muy bien nuestra espalda.

La consola central es sumamente minimalista, con un tablier dividido en dos secciones horizontales, marcadas por una tira de iluminación led y personalizable. Esta iluminación, además de ser un plus estético, también contribuye a la seguridad, pues ésta se ilumina en forma de aviso con algunos elementos de seguridad activa, como por ejemplo si intentamos abrir una puerta y el sensor de cercanía detecta que viene un coche o una bicicleta.

El nuevo interior ofrece un copkit con una consola central inclinada hacia el piloto y por supuesto presidida por una pantalla central de 10,2 pulgadas en este FR.

El infoentretenimiento del nuevo León cuenta con todas las aplicaciones y sistemas de emparejamiento actuales, además de manejo gestual.

El cuadro de mandos principal también es digital con una excelente visibilidad y alta capacidad de personalización.

El volumen de maletero mantiene los 380 litros de la anterior generación, así como la posibilidad de abatir los asientos asimétricamente.

En movimiento la nueva plataforma ha cambiado el comportamiento del León, ya que sigue siendo deportivo, pero no es tan dinámico cómo antaño, añadiendo algo de confort y filtración de irregularidades del asfalto, hecho que se agradecerá en viajes largos o sobre asfaltos en mal estado.

En ciudad se las apaña bastante bien, aunque la visibilidad perimetral sigue siendo mala, pero maniobra con facilidad gracias a las ayudas de aparcamiento y la cámara de visión trasera.

En autopista, es un coche estable y silencioso, con una buena pisada y gran confort de marcha.

Este acabado FR cuenta con unas suspensiones más firmes que el resto de la gama, además de la suspensión independiente para el tren trasero, exclusivo para las versiones de 150 CV para arriba, en vez de eje torsional del resto de la gama.

También monta de serie el chasis dinámico Drive Profile con cinco modos de trabajo. En el Confort, este aspecto es sobresaliente, mientras que en el Sport cambian algunos parámetros para asegurar una respuesta más ágil y efectiva, pero sin caer en la excesiva firmeza de los antiguos modelos FR.

Pero es que además en este FR se incorpora un modo individual que permite regular el rendimiento con más de 14 puntos intermedios mediante una sencilla barra de deslizamiento, pudiendo llegar a tarados más confortables que en el propio modo Confort estándar y más firmes que el mismo Sport.

El motor probado seguramente es el que mejor encaja con la filosofía polivalente del compacto de Seat. Este 2 litros turbo diesel de inyección directa y 150 CV, no es el más moderno y ecológico de la gama, pero hoy en día sigue siendo el que mayor rendimiento nos ofrece en toda su banda de utilización, además de garantizar un consumo realmente ajustado.

Gracias al cambio automático DSG de siete velocidades el rendimiento del conjunto motor/transmisión es excelente tanto a baja velocidad cómo cuando buscamos los límites del coche.

En cuanto a consumo, nuestra unidad de pruebas arrojó una media de tan solo 5,4 litros a los 100 kilómetros, algo por encima del homologado pero valor que pocos motores de la competencia podrían igualar.

En cuanto a prestaciones, vamos muy bien dotados, ya que tiene una velocidad máxima de 218 Km/h y pasa de 0 a 100 en unos buenos 8,6 segundos.

Valoración Final
Esta versión sale por 30.400 euros, con un equipamiento completo y una gran polivalencia. La verdad es que si contamos el descuento que seguro obtendremos en nuestro concesionario, se mueve en un precio similar a sus competidores con la ventaja de ser un modelo muy nuevo y avanzado, una gran compra.