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Prueba Volkswagen T-Cross 1.0 Tsi 115cv DSG

Prueba Volkswagen T-Cross 1.0 Tsi 115cv DSG

El Volkswagen T-Cross es un pequeño SUV fabricado en Navarra junto con el Polo y el Taigo, que está siendo uno de los más demandados de la marca Alemana y que ha recibido  un lavado de cara exterior e interior.

El T-Cross pertenece a la categoría B-SUV, un trozo del mercado dónde hay una oferta cada vez mayor y que cada día es más importante en cuanto a ventas en nuestro mercado

El nuevo modelo estrena parte frontal y trasera con nuevos paragolpes y unos grupos ópticos con tecnología LED. Asimismo, la parte anterior tiene la posibilidad de acoger los faros Matrix LED IQ.LIGHT, y con ellos, la tira iluminada que los une, como en otros modelos de la gama germana.

La parte posterior también recibe novedades, como los pilotos, que son de nuevo diseño en forma de X en 3D.

Nosotros probamos el acabado más alto de la gama, el R-Line, de aspecto más deportivo e identificable por unas bonitas llantas de 18 pulgadas.

Lo que más llama la atención de esta nueva generación son los materiales de mejor calidad. El salpicadero por su salto de calidad y detalles, incluso con zonas tapizadas en piel con costuras.

Disponemos de un cuadro de instrumentos digital, que puede ser de 8 o de 10,25″, dependiendo del acabado, y la pantalla del sistema de infoentretenimiento, que ahora es de tipo medio flotante y que puede medir 8 o 9,5″. Asimismo, los botones físicos han sido sustituidos por unos táctiles deslizantes.

El freno de mano sigue siendo cómo toda la vida, de palanca, perfecto desde nuestro punto de vista, sencillo de usar y mucho más fiable que uno eléctrico.

La habitabilidad está muy conseguida. Las plazas delanteras gozan de espacio y buen confort, y las traseras, también, tanto para la cabeza como las rodillas. Además, para ganar espacio para la segunda fila o para el maletero, la banqueta trasera se desplaza para ganar hasta 140 mm de maletero pasando de los ya excelentes 385 litros a unos sobresalientes 455 litros. Además, como los respaldos se pueden abatir en proporción 60:40, el volumen aumenta hasta los 1.281 litros.

Nuestra unidad de pruebas era el Volkswagen T-Cross 1.0 TSI 115 CV DSG, sin duda la opción más lógica de la gama. Equipa un motor de tres cilindros que ofrece una respuesta bastante buena y mueve el conjunto con soltura. Además, está bien insonorizado y el cambio automático de doble embrague con levas en el volante, lo hace mucho más elástico gracias a la rápida transición entre marchas.

El consumo es una de sus grandes bondades, con 5,3 litros a los 100 kilómetros, este pequeño motor turbo es un auténtico mechero, poniendo en aprietos a modernos híbridos.

La suspensión filtra bien las irregularidades de la carretera redundando en un buen confort y un comportamiento muy equilibrado.

En autopistas es un coche bastante solvente, estable y silencioso, se conduce bien y es cómodo.

En ciudad es donde valoraremos más la altura suplementaria y el tamaño contenido, es un coche urbano muy válido y ágil.

En carreteras secundarias incluso viradas se las apaña muy bien, es estable y transmite seguridad, por supuesto que no permite una conducción deportiva, ya que ni el motor ni las suspensiones ni los frenos están pensados para ello.

Sus prestaciones son buenas, pasando en 10,3 segundos de 0 a 100 Km/h. Las recuperaciones son también buenas gracias al buen hacer del cambio automático.

Valoración Final.

Partiendo de un precio de 28.240 euros, esta versión del Volkswagen T-Cross va en línea de sus competidores, a los que supera en calidad y fiabilidad. Nos parece una buena opción.