La brillante actuación de Carlos Sainz en Bakú quedó eclipsada por el accidente con Checo Pérez, que hizo que los dos hispanohablantes se fueran con un cero en su casillero. Sin embargo, si de verdad era uno de sus peores circuitos, como dijo el propio Carlos, ni se notó.

A diferencia de Charles Leclerc, que llegaba a uno de sus circuitos favoritos y se encontró bien desde el principio, el ’55’ fue construyendo su confianza poco a poco desde los Libres 1. No cometió errores graves, como el accidente del monegasco en la FP1, y se centró en encontrar un buen ritmo de carrera. De hecho, sus tandas largas ya avisaban que en la carrera podría dar guerra, porque fueron incluso más rápidas que las de Charles.

Saliendo desde la tercera posición, el madrileño soñaba con la victoria, porque por ritmo no era ninguna locura, aunque sabía que Ferrari no dejaría que se peleara con su compañero, que está mejor situado en el campeonato, ya que el español se perdió una carrera por la operación de apendicitis y se olvidó del mundial. Sin embargo, su salida no fue buena y perdió una posición, lo que parecía que condenaba su carrera.

Pero no, el futuro piloto de Williams, con los medios, cayó varios segundos por detrás del grupo de cabeza y empezó a gestionar. Y es que el español ya ha dicho muchas veces este año que con esos neumáticos no se siente muy cómodo. Y cuando llegó el momento de poner los duros, empezó el ‘show’ de Carlos. Mientras Leclerc empezó a sufrir, fue adelantado y desgastó sus neumáticos intentando atacar a Piastri sin premio, Sainz supo leer que conservar neumáticos era la mejor opción.

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