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Parabrisas dañado: cómo detectarlo y cuáles son los riesgos

Los coches son máquinas con cientos de componentes que funcionan como un todo. Unos se ocupan del movimiento, otros de la comodidad y otros de la seguridad, pero cada uno de ellos forma parte de una única estructura y resulta indispensable para conducir de forma segura y eficiente.

Uno de los elementos más importantes, y a la vez más susceptibles de sufrir daños en el coche, es el parabrisas. No solo se encarga de dar forma y soporte, sino que protege de cualquier elemento extraño que pueda impactar y garantiza la visibilidad durante la conducción. Por esta razón hay que asegurarse de mantenerlo siempre en buen estado y atender cualquier indicio de fallos o roturas que pudieran ocasionar problemas, incluso de ser necesario, se tendría que reparar o sustituir el parabrisas de tu coche.

Signos de que tu parabrisas está dañado

Casi siempre los daños en el parabrisas resultan evidentes, en especial después de haber sufrido algún impacto. Sin embargo, hay detalles que pueden ser indicativos de problemas, pero pasan desapercibidos o no se les da mayor importancia:

  • Defectos en el parabrisas: si notas que tiene zonas irregulares, que está ondulado o tiene algún tipo de arruga, es probable que la luna esté debilitada o mal instalada, por lo que habrá que revisar de cerca para comprobar si hay desperfectos.
  • Grietas repentinas: muchas veces no se notan las fisuras hasta que comienzan a expandirse a lo largo del vidrio. Por eso hay que tener cuidado con aquellas grietas que aparecen de un día para otro, pues quizás ha habido un impacto inicial importante que ha pasado a mayores.
  • Fugas de agua: si al llover o lavar el coche notas entradas de agua en el habitáculo o humedad por los bordes del parabrisas, es muy probable que esté mal instalado o incluso que no tenga el tamaño adecuado.

Sea cual sea el caso es importante llevar el vehículo a un taller para revisar el alcance del daño y valorar la necesidad de reparar o sustituir el parabrisas de tu coche. 

Los riesgos de conducir con el parabrisas en mal estado

El parabrisas juega un importante papel en la seguridad a la hora de conducir. En caso de fallos tanto a nivel estructural como en la instalación nos exponemos a ciertos peligros:

  • Menor visibilidad: este es el primer inconveniente, pues cualquier rotura o grieta en la luna puede interrumpir el campo de visión del conductor. Esto se traduce en mayor riesgo de sufrir accidentes y menos capacidad de respuesta ante cualquier imprevisto en la carretera.
  • Más susceptible a los impactos: si se conduce con fisuras en el parabrisas hay más probabilidades de que un mínimo impacto tenga consecuencias graves. La gravilla que salta del asfalto, las ramas de los árboles o hasta el granizo pueden convertir un pequeño desgaste en una luna del coche rota.
  • Mal funcionamiento del airbag: en caso de accidentes el airbag de cualquier automóvil sale a una gran velocidad para inflarse por completo antes de que el cuerpo impacte hacia adelante. Esto genera una fuerza que el parabrisas se encarga de contener en gran medida. Si no se ha instalado correctamente o está en mal estado podría romperse con el choque, lo que limita la efectividad del airbag y pone en riesgo la estructura del vehículo y la integridad de los pasajeros.

Un parabrisas dañado o defectuoso también puede causar problemas legales. Según el Reglamento General de Circulación, nos enfrentamos a multas de tráfico que ascienden a 200 € si su estado no garantiza una buena visibilidad, como ocurre cuando está agrietado o incluso sucio. También puede ser motivo de defecto grave en la revisión de la ITV.

En vista de lo anterior queda clara la importancia de tener el parabrisas en buenas condiciones, prestar atención a cualquier señal de daño y repararlo en caso de ser necesario. De no hacerlo no solo nos arriesgamos a sanciones, sino que se pone en juego la seguridad de la conducción y la integridad del coche.