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Probamos el Audi A1 Citycarver 30 TFSI

Probamos el Audi A1 Citycarver 30 TFSI

Audi es experta en hacer versiones camperas de sus vehiculos, ahora le toca al A1 con la versión Citycarver, un SUV urbano muy pintón que seguro tendrá competéncia premium muy pronto.

La segunda generación del Audi A1, incluye una versión inédita denominada Citycarver que se caracteriza por una carrocería diferente dado que está más alejada del suelo e incluye una serie de molduras y protectores específicos. Esto supone contar con una estética similar a un crossover muy al estilo de las últimas tendencias estéticas.

La denominación Citycarver hace alusión a un vehículo urbano (city) y aventurero, pues el término ‘carver’ significa la forma que tienen los esquís, tablas de snow y monopatines actuales.

Esta versión Citycarver usa la base del A1 Sportback manteniendo un comportamiento dinámico ágil y estable, además de una razonable habitabilidad dadas las dimensiones del coche, poco más de cuatro metros de largo, pero a lo que suma algunas posibilidades de circulación por pistas en buen estado y una suspensión que filtra mejor.

La diferencia principal con el A1 Sportback radica en la mayor distancia al suelo (cuatro centímetros más) gracias a unos muelles de suspensión más largos y a unas llantas de mayor tamaño. Esta característica permite una conducción por caminos –sencillos– pero hay que tener muy presente que el Citycarver no se puede considerar un SUV dado que carece de cualquier tipo de asistencia para la conducción off road. No incluye un sistema de control de tracción específico y la motricidad llega solo a las ruedas delanteras, no hay disponibles versiones 4×4.

Desde el punto de vista estético, la parrilla octogonal Singleframe tiene muchos rasgos que recuerdan a los modelos de la gama Q de Audi, con la rejilla en forma de panal de abeja, con rasgos bien marcados y acabada en color negro mate. Asimismo, dos características aperturas sobre la parrilla lo diferencian del A1 Sportback y las protecciones inferiores acabadas en símil acero inoxidable sugieren las aludidas capacidades para circular fuera del asfalto.

De puertas adentro nos encontramos con una posición al volante un poco más elevada que en el Audi A1 Sportback, algo que redunda en mayor confort y aumento de la visibilidad.

El volante nos ha encantado, pequeño y manejable y se complementa con una dirección asistida precisa y directa. Los asientos, en la versión de pruebas, la especial Edition One que parte del acabado deportivo S Line sujeta bien sin resultar por eso incómodos.

La instrumentación incluye el Audi Virtual Cockpit, una gran pantalla digital algo configurable y con una calidad visual y facilidad de lectura sobresalientes.

Esta información se complementa con el sistema multimedia MMI con una pantalla de 10,1 pulgadas que incluye control por voz. Su funcionamiento es preciso y tiene un manejo bastante intuitivo con una buena visibilidad sin reflejos molestos de ningún tipo.

Detrás el acceso es algo angosto y el espacio no sobra, pero nada que no suceda en todos los vehículos urbanos de este tamaño.

El maletero, por su parte, se conforma con 335 litros una cifra comedida, si bien sus formas y proporciones regulares propician que lo aprovechemos bien.

Esta versión 30 TFSI, está propulsada con el motor de tres cilindros y un litro de cilindrada que proporciona una potencia de 116 caballos a 5.500 rpm y un par máximo de 200 Nm desde las 2.000 revoluciones hasta las 3.500. Cuenta con turbocompresor, inyección directa y filtro de partículas.

El cambio automático S tronic de siete velocidades es el fiel compañero de este motor, ya que su rapidez de respuesta, enmascara la hipotética falta de potencia del propulsor.

En cuanto al consumo, este pequeño motor es un auténtico campeón con una media durante el test de tan solo 5,4 litros de gasolina a los 100 kilómetros.

Las prestaciones son realmente buenas, ya que pasa de 0 a 100 Km/h en 9,9 segundos y coge los 198 Km/h de velocidad punta, aunque dónde sorprende más es en las recuperaciones, gracias al buen trabajo del cambio automático.

La unidad de pruebas equipaba el sistema de conducción dinámica con cuatro modos de funcionamiento: auto, dynamic, efficiency e individual (este último personalizable), que cambian la respuesta de la dirección asistida y la respuesta del motor, el cambio S tronic, el control de crucero adaptativo, el sonido del motor y la amortiguación.

En marcha este urbano nos ha enamorado, por su estabilidad y aplomo, más propio de un coche con un tamaño superior. El conductor disfrutará de la conducción con una gran percepción de seguridad y gran cantidad de información que nos transmite tanto la dirección cómo las suspensiones.

Otro detalle a destacar es el excelente trabajo de insonorización realizado por la marca de los cuatro aros.

El confort que aporta respecto al Sportback es enorme, lo que le permite hacer largos viajes con bajo nivel de cansancio.

En carretera con curvas nos permite disfrutar al volante, gracias al buen aplomo y agilidad, incluso el motor nos permite ciertas licencias deportivas.

En definitiva, estamos ante el utilitario más completo, del momento y por supuesto, todas sus bondades tienen un claro reflejo en su precio. El coche se sitúa en el segmento alto y es que en versión estándar roza los 25.000 euros si bien la probada (30 TFSI Edition One) supera de largo los 30.000 euros.