Probamos el Škoda Superb L&K Tdi 150 DSG7
Las marcas generalistas siempre han intentado atacar el segmento de lujo, pero ninguna ha tenido excesivo éxito, solo Citroën con su CX podemos decir que inquietó en el siglo pasado a las marcas premium, a día de hoy solo Skoda y Mazda pueden rivalizar con ellas.
Hoy probamos la versión más lujosa del Superb de Skoda, llamada Laurin & Klement en honor a los fundadores de la marca.
El Superb es Superlativo sobretodo en tamaño y equipamiento, es una berlina de 4,86 metros de largo, un habitáculo enorme y un maletero sin fin.
Sus ventas no son las que deberían por culpa del logo de su frontal, ya que es un coche muy cómodo, tanto para sus ocupantes, cómo en marcha y dispone de una oferta de motores a la altura de los mejores.
Exteriormente el Škoda Superb es un coche elegante, una berlina moderna pero clásica que transmite calidad y presencia.
El interior es menos premium, pero la sensación de amplitud y empaque de este coche es realmente alta.
Sorprende que la banqueta posterior esté muy atrás, lo que se traduce en un espacio más que generoso para las piernas en las plazas traseras.
Los dos o tres ocupantes que tomen asiento en la parte de atrás lo harán con la mayor de las comodidades. Al gran espacio tanto lateral como longitudinal y en altura se añade la climatización independiente, cortinillas en las ventanas, toma de corriente de 220 V y reposabrazos abatible en el centro. El único pero es la falta de sujeción lateral de los asientos de los extremos, el de la plaza central no tiene de eso..
Delante es amplio con un espacio de sobras y unos cómodos asientos de cuero calefactados y ventilados con regulación eléctrica y memoria, columna de dirección ajustable en altura y profundidad, e incluso iluminación ambiental configurable en varios colores. El acabado L&K añade más material textil y acolchado en las molduras, lo que le da un extra de calidad percibida.
El espacio interior es la gran baza que juega el Superb para rivalizar contra otros coches con un precio muy superior.
Donde no sobresale es en el diseño, algo sobrio y sin detalles que lo distingan de un Octavia por ejemplo.
Los 625 litros de capacidad del maletero, que además cuenta con fondo plano, iluminación y formas regulares donde caben más maletas de las que puedas necesitar en la mayoría de los viajes.
Su interior también destaca por el silencio de marcha, apenas se percibe el ruido del motor o de rodadura.
El equipo de audio Canton específico de 570 W con ocho altavoces en las puertas, otro central sobre el salpicadero y un subwoofer adicional en el maletero es digno de mención.
Disponemos de cinco modos de conducción diferentes (Eco, Confort, Normal, Sport y otro configurable al gusto)El modo Eco prioriza el consumo y tiene un tacto suave y falto de entrega, mientras que el Normal es más proactivo a los requerimientos del acelerador dejando que luzcan los 150 CV del motor y el Sport cambia las marchas mucho más arriba de vueltas.
El motor 2.0 TDI de 150 CV es sin duda uno de los puntos fuertes del Superb, ya que al no ser un coche deportivo, sus 150 caballos van más que sobrados.
La transmisión automática DSG de doble embrague, en este caso de 7 velocidades es suave y busca siempre marchas largas, pero respondiendo rápido si necesitamos una respuesta inmediata del motor.
El consumo no es bajo, se mueve entorno a los 6,5 – 7 litros, una cifra correcta pero que otros modelos del segmento mejoran.
En marcha el Superb es un coche aplomado, estable y agradable para circular por Autopista y Vías Rápidas, en cambio cuando la carretera se retuerce, transmite seguridad pero no anima a correr, ya que las blandas suspensiones hacen que la enorme carrocería incline más de lo deseable y la dirección se torne poco precisa.
En ciudad es pura seda, suave y silencioso, no se mueve mal, pero es grande para depende de que estacionamientos o callejuelas. En cambio es fácil de Aparcar.
Sus suspensiones recuerdan a modelos equipados con suspensión neumática por el filtrado.
Valoración Final
Este Škoda Superb es el coche perfecto para quien disfruta de los largos viajes por autopista, pero también aquellos que quieran que los lleve un chófer. Su precio se queda en unos 41.000 euros, una cifra baja a tenor de lo que nos llevamos.