De todos las interpretaciones que generó el test de Bahréin de la Fórmula 1, ninguna es tan confusa como la de Aston Martin. Porque se conoce quién es el favorito (McLaren), a los principales aspirantes (Ferrari o Mercedes), también las dudas del campeón (Red Bull)… pero nada se saca en claro del equipo de Fernando Alonso y Lance Stroll. Solo rodaron más (306 vueltas) que Red Bull (304), y tampoco intentaron una vuelta rápida enseñando algo diferencial (1:30.229, mejor que el de Racing Bulls, Haas y Sauber). Si sobresalió, para su desgracia, los problemas de plan, la enfermedad de los dos pilotos y problemas (sensores, telemetría…) que no deberían repetirse.

Entonces, ¿hay puntos para creer en el AMR25? Esa es la cuestión. Atendiendo a las declaraciones desde el seno británico, parece que sí. La primera clave se relaciona con la paciencia, como ya dejó claro Alonso antes de rodar. «No será una pretemporada significativa. Los equipos irán desarrollándose hasta mitad de campeonato», confesó. Además, en los propios entrenamientos en el Golfo Pérsico se pidió calma. «Muchos se han vaciado para ser primeros. Nosotros no hicimos simulaciones. Hay cosas positivas y somos positivos en áreas a mejorar», explicó Pedro de la Rosa, su embajador. También dio valor al método de trabajo, que ha cambiado claramente. Faltan, eso sí, piezas claves como Newey, que acaba de empezar a trabajar, o Cardile, que tendrá que esperar tras la pugna legal con Ferrari.

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