Probamos el Skoda Scout 2.0 TDI de 184 CV DSG
Los SUV son una moda, sin duda, pero hay marcas que no olvidan el sentido común y ese nos dice que el espacio vertical que nos ofrecen los todo camino, no se aprovecha, pero en cambio el gran maletero de una berlina familiar es más deseable para muchos y el centro de gravedad más bajo de estos últimos también ayuda a ofrecer un mejor comportamiento y equilibrio general.
Skoda es sin duda el fabricante que tiene mayor gama de vehículos camperos con múltiples SUV y también nuestro invitado de esta semana, aunque cuando viajas por las carreteras del este de europa entiendes la necesidad de suspensiones de mayor recorrido y tracción total, pero esto es otro tema..
El Scout no deja de ser en realidad un Octavia en su variante familiar, pero ligeramente modificado para ofrecer mejores cualidades todocamino. No hablamos por lo tanto de un coche pensado para duras incursiones fuera de asfalto, pero sí de un coche que permite salir de la carretera o adentrarse en firmes deslizantes con todas las garantías gracias a su tracción total 4×4 de serie o al uso de ayudas electrónicas para tales fines.
Nosotros probamos en esta ocasión el Scout equipado con el motor 2.0 TDI de 184 CV asociado a un cambio DSG de doble embrague de 6 relaciones y un sistema de tracción total conectable mediante diferencial central Haldex. Este sistema de Tracción es el usado por las marcas del grupo Volkswagen y que comparte también con los SUV de la marca Checa.
Este propulsor nos regala un nivel de prestaciones elevado, incluso a plena carga, con 215 Km/h de velocidad punta y unos excelentes 7,7 segundos pasando de 0 a 100 Km/h.
El propulsor mueve con gran soltura el conjunto y además firma unos consumos razonables para el tamaño y peso de este familiar, en torno a los 7 litros de consumo real.
Disponemos de varios modos de conducción para adaptar la respuesta del motor, cambio y acelerador a las necesidades de cada momento. Entre todos ellos destacan el modo ECO más eficiente o el modo «offroad» donde el Scout exprime su electrónica para hacer trabajar la tracción 4×4 de forma permanente, viéndose apoyada por un ESP más alerta y un control de descenso que facilita mucho las pendientes resbaladizas.
Esta versión Scout incluye un paquete estético exterior específico con molduras en contraste o paragolpes con protecciones en símil de aluminio, pero las diferencias con un Octavia familia se quedan ahí. Sí que encontramos una altura libre al suelo incrementada hasta los 171 milímetros, una altura con la que podremos pasar por caminos y trialeras sin demasiada dificultad. En el interior también nos encontramos con detalles específicos para esta versión como son unos asientos de diseño específicos con el nombre «Scout» bordado en el respaldo o tonos marrones para los plásticos que componen el habitáculo.
El interior es sobrio en general, aunque elegante y bien rematado. La sensación de calidad y robustez se percibe en el grueso de los detalles pensados para hacer más práctico el uso del coche. Estos detalles los encontramos especialmente en el maletero, un espacio donde no solo nos encontramos con 651 litros de capacidad, sino donde encontramos mucha ayuda para acomodar la carga con ganchos, perfiles extensibles, huecos, suelo configurable o incluso una luz de maletero que se convierte en linterna portátil. Skoda ha pensado en que este familiar va a ser usado como tal y por ello no ha dudo en facilitar la vida a sus ocupantes.
Los asientos tanto delanteros cómo traseros son cómodos y recogen bien nuestra espalda, además delante disponemos de múltiples reglajes para una perfecta posición.
En movimiento es dónde sale a relucir su origen de berlina, gran rutero, cómodo, silencioso y con una buena agilidad gracias a su bajo centro de gravedad.
Tanto de autopistas y vías rápidas cómo en carreteras de segundo orden es un gran compañero de viaje, no tiene el comportamiento deportivo de las versiones RS del Octavia, pero puede mantener un buen ritmo incluso en tramos de curvas.
La gran ventaja viene cuando el firme está resbaladizo, con tierra, agua o nieve dónde se defiende de maravilla incluso con los neumáticos asfálticos de serie, con unos mixtos o de nieve es imparable.
En ciudad sus 4,6 metros son el único problema, sobretodo a la hora de aparcar, pero es ágil, maniobrable y callejea francamente bien.
Valoración Final
Para nosotros es mejor que un SUV sin duda, para igual que con su primo el Leon Xperience (que va a desaparecer en breve) van mejor, pesan menos, tienen más maletero y salen mucho más baratos, en este caso desde 27.000 euros, una diferencia muy grande respecto a un SUV de características similares.
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