La actual generación de la Mercedes -Benz Clase V lleva diez años en el mercado y, antes de la llegada de su sucesora en 2026, está recibiendo una segunda actualización. La parrilla, los faros y los faldones laterales se han rediseñado por completo, y el acabado tope de gama «Exclusive» que probamos incorpora por primera vez la clásica estrella de Mercedes-Benz como parrilla del radiador. El interior también se ha rediseñado; el puesto de conducción panorámico con dos pantallas de 12,3 pulgadas se ha integrado en este Mercedes-Benz, aunque el panel táctil, algo innecesario, de la consola central se mantiene; unos compartimentos de almacenamiento más accesibles habrían sido una mejor opción. En cuanto a multimedia, este Mercedes-Benz se sitúa a la vanguardia, con sofisticados sistemas de control por voz, carga inalámbrica para teléfonos móviles y navegación con realidad aumentada.
Todavía hay tres longitudes exteriores disponibles (probamos la mediana), además de tres motores diésel de cuatro cilindros; nosotros optamos por el más potente, el de doble turbocompresor, con la opción de tracción integral. Esto permite que una familia numerosa viaje con tranquilidad y sin preocuparse por el equipaje, y gracias a su consumo de combustible razonable, no sufre interrupciones frecuentes.
Su tamaño es imponente ya que mide 5,14 metros de largo, 1,928 de anchura y 1,9 de alto, la distancia entre ejes es de 3,2 metros.
Un motor diésel de cuatro cilindros con excelente aislamiento ofrece una gran potencia prácticamente desde el ralentí. La transmisión automática de nueve velocidades gestiona el elevado par motor con seguridad, garantizando un régimen de revoluciones bajo y constante.
Equipa un propulsor turbodiesel de 16 válvulas, biturbo y 1950 cc de cilindrada que eroga 237 CV (174 kW) a 4200 rpm, par máximo 500 Nm entre 1600 y 2400 rpm. La transmisión es automática de nueve velocidades que reparte la fuerza entre las cuatro ruedas.
Su consumo se sitúa por debajo de los 10 litros, lo que nos permite autonomías por encima de los 750 kilómetros.
Las prestaciones son muy buenas para ser una furgo, ya que pasa de 0 a 100 km/h en solo 7,4 segundos y su velocidad máxima es de 215 km/h.
Gracias a la suspensión neumática opcional (que incluye un aumento de altura con solo pulsar un botón), el coche ofrece un buen confort con una inclinación de la carrocería tolerable en curvas rápidas y sin sorpresas desagradables durante los cambios de carga. La dirección es precisa y suficientemente directa, y los frenos son moderadamente sensibles y potentes. La tracción es excelente gracias a la tracción integral.
Excelente posición de conducción elevada en asientos con múltiples ajustes; fácil de usar (con interruptores y mandos giratorios físicos), pero los botones táctiles del volante no son ideales. Destacan sus excelentes características: control por voz impecable y retrovisor digital. Menos buenas: amplio radio de giro, pocos compartimentos de almacenamiento útiles y ausencia de acceso sin llave.
Amplio espacio en las tres filas de asientos. Maletero espacioso con umbral de carga bajo, lo que facilita la carga. Los asientos traseros individuales se pueden abatir y extraer (esto último requiere bastante esfuerzo). Un detalle práctico: portón trasero eléctrico con ventana de apertura independiente.
El nivel de equipamiento tope de gama, uno de los cuatro disponibles, viene excepcionalmente bien equipado para su categoría; aún más lujo (incluido para la segunda fila de asientos) se encuentra en la lista de opciones, que es bastante completa. La mano de obra es sólida y los materiales en las zonas visibles son de mayor calidad que los utilizados por la competencia.
Valoración final
Estamos delante de un vehículo muy caro, con precio de salida desde 75.000 euros. Su único competidor real, el VW Multivan, no está disponible con tracción integral ni con tanta potencia (diésel), pero es notablemente más barato; lo mismo ocurre con el Hyundai Staria 4WD, significativamente menos potente.
